HOLA

En próximos días, la publicación de la reseña crítica de la más reciente adaptación cinematográfica, "Harry Potter and the Half-blood Prince", estrenada mundialmente la semana pasada.

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"No podía saber tampoco que, en aquel mismo momento, las personas que se reunían en secreto por todo el país estaban levantando sus copas y diciendo, con voces quedas: "¡Por Harry Potter... el niño que vivió!"".
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La primera vez que uno escucha hablar sobre las historias de un pobre huérfano con un rayito en la frente y maltratado por unos horripilantes parientes, que de repente se entera que es un mago y que va a aprender los mejores trucos del mundo para luchar contra los malos, mientras conoce el amor y la amistad y –para acabarla de amolar- juega futbol en escobas voladoras… bueno, la verdad es que no suena precisamente atractivo.

No sólo parece un librucho de ésos de superación personal disfrazado de cuentito, sino que la literatura fantástica de mediados del siglo pasado nos ha malacostumbrado a relatos rebuscados y carentes de congruencia, donde los animales hablan, las flores son tus amigas y, al final, la inocencia del corazón de los más pequeños es la que salva al reino de NoSéQuéDemonios y al universo entero de la destrucción total y el odio del Señor de la Negrura.

Hace falta un domingo aburrido, sin tener nada que hacer y presa de la desesperación, para abrir la novela ésa para niños que alguien te regaló el año pasado y que aventaste al rincón en tu closet que tienes apartado para los libros de la secundaria que nunca te sirvieron. Pero bastan nada más dos páginas para quedarte atrapado (literalmente y fuera de todo lugar común) a las más de tres mil que suma la serie en total.

Resulta tan agradable darse cuenta de que Harry Potter no es literatura infantil ni fantástica, menos superación personal; es una historia dramática que trata sobre la vida de unos niños magos, ubicada en un contexto fantástico, pero con situaciones tan cotidianas y emociones tan complejas que es imposible caer en la irrealidad.

Con una narración sencilla, pero llena de detalles y que mejora con cada libro, la escritora británica J. K. Rowling sorprende por su conocimiento tan profundo y exacto de lo que quiere contar, con lo que también se desvela cualquier duda sobre los cuestionamientos de si las siete partes no son más que un intento de aprovechar el éxito o si habrá una octava o más continuaciones.

Además, la autora hace una fuerte crítica al hablar de fascismo, clasismo, discriminación laboral, racismo, esclavitud, explotación, corrupción y otros conflictos socioculturales, históricos y políticos del mundo actual, que la hacen sentir angustiosamente próxima. Aunque claro, también se vale creer que todas esas cosas feas sólo están en la imaginación.
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En serio da coraje una literatura inteligente tan bien realizada, bonita y con situaciones y personajes perfectamente construidos, desperdiciada en mentecitas que igual se emocionan con piratas, ogros, roperos y anillos, cuando las productoras les dicen que lo hagan, sin ocuparse de analizar y distinguir.

AVISO: No hay peligro de encontrar spoilers ni secretos importantes revelados en ninguna de las reseñas, puedes leerlas con confianza. En el resto de los artículos, es posible que haya algunos; en ese caso, se aclarará al comienzo del texto.

LA PIEDRA FILOSOFAL

- Harry... eres un gran mago, ya lo sabes.
- No soy tan bueno como tú –contestó muy incómodo mientras ella lo soltaba.
- ¡Yo! –exclamó Hermione-. ¡Libros! ¡Inteligencia! Hay cosas mucho más importantes, amistad y valentía y... ¡Oh, Harry, ten cuidado!
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EL LIBRO

El más sencillo en contenido, pero con la función de establecer la estructura del resto de los volúmenes, con la que cumple perfectamente: introduce los personajes -y forma las relaciones entre ellos-, los escenarios y las situaciones, pero sobre todo capta el interés y prepara para el desarrollo.

La trama es, en apariencia, simple: básicamente un niño que perdió a sus padres en un accidente y es cuidado por sus tíos –quienes le hacen saber muy bien que es una carga-, se entera en su cumpleaños once que no es un niño normal, que sus padres murieron por salvar su vida cuando el mago más temido intentó asesinarlo, pero el afectado fue él, que la cicatriz que tiene es el recuerdo de aquella pelea y que gracias a ella es conocido en todo el espacio mágico del Reino Unido, a donde irá a partir de ahora para aprender a controlar la habilidad con la que nació.

Semejante revelación afortunadamente no tiene una resolución ñoña de 150 páginas, pues éstas apenas serán suficientes para plantear los cuestionamientos iniciales que conforman el peso de toda la historia, por lo que al terminarlo puede quedar una vaga sensación de inquietud y muchas dudas: ¿por qué el más tenebroso mago va a querer matar a un escuincle recién nacido?, ¿y por qué no lo logra?, ¿qué pasó con él después?, ¿qué es esa ridiculez de la cicatriz en forma de rayo?, ¿por qué llevarlo a vivir con unas personas horrendas?, ¿por qué, si son magos, no resuelven todo con una sacudida a la varita y ya?

Otros detalles del discurso pueden resultar demasiado insistentes o intrascendentes, incluso redundantes: los preciosos ojos verdes de Harry igualitos a los de su mamá, la moto de un tal Sirius, la amargura del profesor de pociones… pero al final todo tiene una justificación. Y todas las preguntas tienen una respuesta lógica. Prometido.

LA PELÍCULA

No muchas personas saben que, inicialmente, fue Steven Spielberg quien estuvo a cargo de la producción, pero debido a sus diferencias de opinión con la escritora J. K. Rowling (él quería un reparto de niños güeritos y de ojos azules), le fueron retirados los derechos (ahora sabemos por qué las películas ni siquiera han figurado en las nominaciones a los Oscar, en los que esta persona tiene gran influencia), y al final el proyecto quedó en la responsabilidad del estadunidense Chris Columbus, a quien conocemos por comedias familiares gringas de aceptable calidad, como Mi pobre angelito o Papá por siempre.

El producto fue una adaptación muy simple y plana, apegada por completo al libro y sin ningún tipo de propuesta, pero con una producción impecable en casting, sets y locaciones, efectos, caracterizaciones, vestuario y sobre todo, actuaciones, que ayudó –seguramente sin pretenderlo- a plasmar imágenes que resultaron muy cercanamente parecidas a las que pintaba el libro y que los lectores teníamos en la mente (hasta llegar a un efecto casi “escotomizador”), lo que evitó la posibilidad de cualquier disgusto y queja por alterar la esencia de un libro que ya iba para ser clásico.

Pero, aunque visualmente muy fiel, no se respetaron detalles de la historia que, aparte de que pueden volverse importantes en algún momento, son los que otorgan toda la validez literaria y cultural a la obra de Rowling, y dejaron la psicología de algunos personajes como incompleta o vacía, además de conflictuar el trabajo para las adaptaciones siguientes, en las que se tendría que explicar cada vez más.

LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE

""¿Están seguros de que ya lo pensaron bien?", Harry insistió.
"A ver", dijo Hermione con un gesto agresivo. "He estado empacando por días para que estemos listos para salir en cualquier momento, lo cual, para tu información, ha incluido hacer algo de magia verdaderamente difícil... También modifiqué la memoria de mis padres, de manera que están convencidos de que en realidad se llaman Wendell y Mónica Wilkinson y que la ambición de sus vidas es mudarse a Australia... ¿tú qué crees?"".*
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EL LIBRO

Se ve tan lejano el día en que Harry Potter y nosotros nos enteramos que era un mago y nos hechizó con su enorme encanto, su valor y su inteligencia. Él, apenas un niño que se creía condenado a una vida de maltratos e infelicidad; nosotros… bueno, cada quien podrá recordarse en circunstancias, seguramente, tan distintas a las actuales, tal como las de Potter, aunque ninguno hayamos sido hasta ahora perseguidos por un asesino autoritario.

Pero al mismo tiempo... ¿cómo es posible que tan sólo hayan pasado siete años? ¿en qué momento Harry pasa de transformar cerillos en agujas a ahuyentar dementores y atacar mortífagos? Correré el riesgo de caer -o ya caí- en lugares comunes como el “si parece que fue ayer”, pero es que después de crecer con Harry Potter sin darse cuenta, uno se siente como abuelita diciendo “cómo ha crecido el niño” y entiende la nostalgia por haber compartido tantas cosas, desde que lo acompañamos nerviosos al Callejón Diagon por primera vez hasta que lloramos con él, extrañando presencias.

Y es que, a estas alturas, parece que las preocupaciones ya no sólo se centran en lo que va a pasar al final, sino también en qué va a pasar después. Joanne Rowling nos convidó un poco de su mundo mágico, nos dejó imaginar (tan difícil ahora), nos hizo esperar, nos permitió ilusionarnos, nos regaló carcajadas, berridos, temblores... Sí, nos regaló. El papel, las pastas, los forros, los diseños, las tintas, hasta las palabras se pueden vender... las emociones no, ésas se regalan. Gracias.

Mucho se ha especulado sobre el final de la serie. Millones de copias pre-vendidas en todo el mundo parecen obligar a Rowling a un desenlace que satisfaga una amplísima diversidad de gustos, posibilidad que desde ahora debemos descartar.

Que Harry se muera o no, que ande con Hermione o con Ron, que Snape sea bueno o malo, que Hogwarts se reabra o no, que el calamar gigante mantenga relaciones secretas con la Señora Norris... mucho se ha dicho que un final feliz sería una salida fácil, aunque muchos también esperan el típico final telenovelesco.

Aunque esta presión podría orientar el rumbo de la historia para complacer a la mayoría –o para lo contrario (ya no puede ser lo mismo que escribir hace diez años)-, la confianza y la admiración que la autora se ha ganado es equivalente al cariño por el personaje que la hizo famosa.

El tratamiento congruente y el desarrollo lógico de los sucesos –que es lo más importante- nunca ha faltado en su literatura. Pero además, ya es sabido que el capítulo final está escrito desde hace tiempo, lo cual es absolutamente creíble; tal vez desde antes de empezar a escribir el primer capítulo de la primer novela.

J. K. estrechó los límites tradicionales de la bondad y la maldad, desmitificó –y así naturalizó- al amor y al odio, trascendió las barreras impuestas de los géneros literarios... la felicidad no tiene que ser Harry con siete hijos y como director de Hogwarts, y Harry muriendo trágicamente a manos de Lord Voldemort puede ser tan vulgar como lo otro.

Es la manera de completar el ciclo (no necesariamente culminar) lo que definirá la calidad de esta obra, y la que haya decidido no deberá ser medida en términos de correcta o incorrecta, sino de buena o mala, independientemente de los deseos personales (para lo cual, cada quien puede escribir su libro).

Aún así cuesta imaginar cómo se resolverán los conflictos que parecer haberse agolpado todos en un momento (más bien, sólo tomaron forma), junto con todas las complicaciones.

Con tantos círculos que están cerrándose, comentar sobre la trama sin develar ningún secreto pasado o actual es complicado, así que sólo digamos que ahora que Harry se encuentra totalmente vulnerable –después de que los hechizos para su protección se rompieran-, él, Ron y Hermione están preparando el plan para cumplir la misión encargada por Dumbledore, y que en cualquier momento deberán comenzar, mientras intentan conservarse vivos, con la ayuda de algunos objetos a primera vista inútiles, que él mismo les dio: un encendedor, un libro de cuentos de hadas y una snitch dorada.

El entorno sociopolítico está en inestabilidad absoluta, por lo que, para variar, con el Ministerio no se puede contar, el autoritarismo y el fascismo del sistema gubernamental se radicalizan todavía más, llegando a métodos y prácticas en extremo humillantes y crueles; las enemistades añejas entre las criaturas mágicas se acentúan, tensando más el ambiente, y ya ni siquiera Hogwarts puede considerarse territorio seguro, no se diga las calles y los sitios públicos, donde incluso se ha impuesto toque de queda.

No parece momento para ponerse a leer “El cuento de los tres hermanos” y platicar de banalidades con el señor Lovegood... ¿o sí?

Si “El príncipe mestizo” fue “el libro de Tom Ryddle”, “Las Reliquias de la Muerte” es el de Albus Dumbledore. Creo que a nadie –ni siquiera a Harry- se le ocurrió alguna vez que el director de Hogwarts fue también un joven mago con ambiciones y debilidades. Hace tantos años de ser ya “el mago más grande de todos los tiempos” hacen un poco difícil imaginarlo.

Pero 3650 días de esperar crean expectativas altas y estrictas, y a pesar de que la narrativa conserva la creación impecable de costumbre, “Harry Potter and the deathly hallows” no se acerca a ser el mejor libro de los siete.

Con un ritmo desequilibrado, varias inconsistencias históricas, muchas ausencias y una simpleza emotiva –comparada con la de tomos anteriores-, que parece haberse cambiado por un tono más serio y bélico, esta última parte de la serie tiene el comienzo más emocionante de cualquiera, abordando directos los últimos sucesos ocurridos en “El príncipe mestizo” (dada la situación, las introducciones ya no vienen al caso), aunque el halo misterioso de siempre se sigue conservando hasta el final, pero los ataques y las muertes no esperan a las últimas páginas para aparecer.

Conforme avanza la historia, se estanca en acciones sin soluciones, por más que los personajes hagan, lo que lleva al extremo su resistencia, la frustración agrava sus defectos y pone a prueba sus relaciones, junto con nuestra paciencia, pues la desesperación que primero se comparte con ellos se vuelve propia, porque las situaciones empiezan a volverse alargadas y repetidas.

Después, como es obvio, el paso se fuerza para terminar en el tiempo relativo y el número de hojas planeado (o eso parece), dejando la sensación de un final acelerado y una historia cortada e incompleta, en la que la falta de explicaciones coherentes, que siempre fueron uno de los puntos fuertes de las novelas, dejan muchos hechos sueltos que debemos adivinar o imaginar.

La inclusión de un epílogo que cuenta lo sucedido diecinueve años después sólo se justifica para tener la oportunidad de conocer todo aquello que por razones de espacio o continuidad no pudo ser revelado en su momento, y no como pretexto para dar una conclusión ñoña e innecesaria que no aporta nada nuevo ni interesante y sí merma mucho la calidad mantenida durante los seis volúmenes anteriores.

La crónica de la batalla final, tan esperada por ser el momento en el que convergería cada palabra de las novelas y se saldarían muchas cuentas pendientes, deja mucho que desear a quienes imaginaban enfrentamientos dignos de estrategas inteligentes y organizados que pretenden defender su –acertada o no- posición ideológica.

De la misma manera, el evento que provocó que la vida de cientos de personas y criaturas confluyeran así –el asesinato de James y Lily Potter-, resulta más simple de lo que hubiéramos pensado.

Aún cuando es, posiblemente, el más flojo de todos y no cumple en su totalidad con la función de final, no es, de ninguna manera, un libro malo, sólo un poco decepcionante, si hacemos la ineludible comparación con los otros, pero la habilidad de mantener el suspenso durante toda una situación extendida y estática, la perfecta y cuidada descripción de personas, lugares, ocurrencias y sentimientos, y sobre todo, la revelación de los secretos que faltaban para completar el perfil de la historia y los personajes, son elementos altamente considerables de una escritora que se atrevió a mezclar la literatura con la divulgación, los sentimientos con la denuncia y el entretenimiento con la inteligencia.

LA PELÍCULA

Estreno mundial de la adaptación cinematográfica, dividida en dos partes, planeado para el 19 de noviembre de 2010 y el 15 de julio de 2011.
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* Traducción por el administrador del sitio.

EL PRÍNCIPE MESTIZO

- Todo saldrá bien, señor –repetía una y otra vez, más preocupado por el silencio del director que por la debilidad de su voz-. Ya casi hemos llegado... Puedo hacer que nos aparezcamos los dos... No se preocupe.
- No estoy preocupado, Harry –repuso el anciano con tono más firme, pese a que el agua estaba helada-. Estoy contigo.
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EL LIBRO

Un pensadero y frascos con las memorias licuadas de un empleado del Ministerio, un descendiente de Salazar Slytherin, una elfina doméstica y un profesor de Hogwarts nos muestran pasajes de la vida de Tom Ryddle -desde la infancia fascinado por el poder, asqueado por lo común y aterrado por la muerte-, que no pueden inspirar más que horror, al descubrir la perversa mente de alguien que de niño ya se entretenía ahorcando conejos y aterrorizando compañeros, y de joven ya ansiaba la inmortalidad, al costo que tuviera, pero capaz de mantenerse impasible o encantador, según lo requiriera el caso, y también desdeñoso de lo que no conoce y enaltecedor de lo que teme.

Con el que puede ser su libro mejor escrito, Rowling nos conduce por las revueltas vivencias del personaje más fascinante, complejo y mejor armado de su historia, al mismo tiempo que Dumbledore las expone a Harry para entender sus fortalezas y debilidades.

Nuevamente Hogwarts se sume en un inquietante desconocimiento de lo que pasa, aunque ahora Voldemort y sus Mortífagos se hacen notar más con ataques que los muggles confunden con desastres naturales o fallas mecánicas, y el Ministerio ha aceptado su retorno, mientras intenta cooptar a Harry para que los ayude a limpiar su muy deteriorada imagen.

Entre todo esto, aparece un viejo libro de pociones avanzadas firmado por un tal Príncipe Mestizo, que le enseña a Harry más de lo que ha aprendido de Snape en seis años, aunque los hechizos se van poniendo cada vez más feos.

A un libro del final, éste es el volumen más desolador hasta el momento. Las últimas pérdidas nos sumen en la tristeza y la desesperación colectivas y nos abandonan en una sensación de incertidumbre y angustia, pero también nos suman al odio generalizado y a las ganas de pelear, de terminar... ¿pero cómo?
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Los nudos que estaban guangos se van apretando y los más enredados se van desamarrando de maneras tan obvias que parece estúpido no haberse dado cuenta.
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Ah, ¿y se han preguntado por qué ningún profesor de Defensa contra las Artes Oscuras permanece más de un año?

LA PELÍCULA

Estreno en México el pasado miércoles 15 de julio de 2009. En próximos días, la publicación de la reseña crítica de esta adaptación cinematográfica.

LA CÁMARA DE LOS SECRETOS

-Sin embargo –dijo Dumbledore, hablando muy claro y despacio, para que todos entendieran cada una de sus palabras-, sólo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida.
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EL LIBRO

La sencillez del primer libro aquí ya no va. Rowling brinca directamente de las presentaciones al que posiblemente sea el libro más oscuro de la serie y con el que demuestra que el “cuento del maguito” va más allá del entendimiento de los niños y de muchos adultos, al cambiar la exposición lineal por una compleja narración llena de recursos que envuelve en la horrorosa (es en serio) historia de hostigamientos, amenazas e intentos de asesinato por racismo.

Voces tenebrosas, gallos ahorcados, arañas aterrorizadas, baños inundados, paredes pintarrajeadas con sangre e hijos de muggles petrificados evocan dolorosos recuerdos de hace medio siglo, cuando se dice que fue abierta por primera vez la Cámara de los Secretos. ¿Pero por qué?

Cuenta la leyenda que hace mil años cuando se construyó Hogwarts, Salazar Slytherin, uno de los fundadores preocupado siempre por la posición sociocultural de la gente, encerró un monstruo en una cámara oculta, que sería liberado por su descendiente cuando fuera necesario limpiar el colegio de aquellos indignos de estudiar en él. Pero… eso sólo es una leyenda… ¿no?

Aquí leemos por primera vez los racistas términos sangre pura y sangre sucia, igual que a los squibs: hijos de magos que nacieron sin las habilidades suficientes para realizar magia, y objeto constante de desprecios y humillaciones-
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Nos enteramos que, también en el mundo mágico, las grandes guerras se han gestado por la multiculturalidad y la diversidad de pensamiento incomprendida y aplastada por aquellos que se montan en un imaginario estrado de poder, presumiendo su dinero, su piel, su apellido, su astucia… aunque a falta de inteligencia siempre terminan usando la fuerza para imponer la voluntad de su pequeñita percepción.

Además conocemos a Tom Ryddle, joven mestizo, huérfano (¿alguna similitud con Potter?... nooo, mera coincidencia será), brillante, excepcionalmente inteligente e impresionantemente guapo, con un talento innato para fascinar a aquellos que le convienen.
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Sabemos también de la existencia de los elfos domésticos, unas criaturas mágicas con inteligencia y voluntad propia, pero consideradas inferiores por los magos y esclavizadas por ellos, aprovechándose de su debilidad física, para utilizarlos como quieran, desde realizar tareas simples hasta trabajos pesados y peligrosos.
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LA PELÍCULA

Lo que resultó un involuntario acierto para la primera película se convirtió en el error que hizo de la segunda la peor adaptación hasta ahora –o la única mala- de los libros de la serie (y de uno de los mejores).

El miedo de arriesgarse a experimentar y perder su seguro y equivocado público infantil con imágenes que seguramente resultarían perturbadoras dejó la película reducida a eso que algunos piensan de Harry Potter: una historietita fantasiosa que no cuenta mucho, con sangre de catsup y pollos de plástico, sets de cartón y efectos sonoros como de película de terror de Tatiana… una decepción total.

Y esta vez, a pesar de no haber sido completamente horrible, ni los actores la pudieron salvar pues, aunque excelentes, se hizo evidente la falta de un director a la altura de esa excelencia, cuidadoso en la realización y preocupado por el arte más que por la comercialización, que son dos condiciones que se pueden llevar bastante bien si las presenta un buen director. Y Columbus no lo es.
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Aunque sabemos de sobra el interés únicamente económico de las productoras, para quienes el cine es un negocio y no un arte, no deja de ser lamentable el destrozo de proyectos como éste, en aras de una considerable remuneración y, peor, de creer que salvaguardan la paz mental de la audiencia que, según lo que ellos decidieron, no debían ver ésta u otra escena.

Si su decisión fue autonombrarse electores espirituales, está bien, ¿pero entonces por qué elegir un producto al que no iban a poder respetar, obviamente, por ir en contra de lo que ellos catalogan como apropiado? Total, que cuentos para niños bobos con papás que dejen mucho dinero, hay de más.

EL PRISIONERO DE AZKABAN

Y entonces la profesora Trelawney volvió a hablar con la misma voz áspera, muy diferente a la suya.
- El Señor de las Tinieblas está solo y sun amigos, abandonado por sus seguidores. Su vasallo ha estado encadenado doce años. Hoy, antes de la medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su amo. El Señor de las Tinieblas se alzará de nuevo con la ayuda de su vasallo, más grande y más terrible que nunca.
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EL LIBRO
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Retomando un poco la sencillez narrativa del primer libro, es en este momento del relato que empieza a tomar forma el nudo más complicado de la obra, aquí convergen todos los hechos y datos que parecían perdidos y comprendemos un poco la magnitud del problema en el que se metió sin querer un bebé de un año de edad.
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Azkaban es la prisión de los magos, una isla a donde llevan a los criminales más peligrosos. Inviolable, extremadamente custodiada, por lo que había sido imposible escapar de ahí hasta que lo consiguió hace poco Sirius Black, culpado por la matanza de un mago y doce muggles a media calle y a plena luz de día, y condenado a cadena perpetua por eso. Ahora desea culminar con su venganza y cometer el asesinato que su amo no pudo hace doce años: el de Harry Potter.
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Otra vez el pobre, perseguido por alguien que ni conoce y por algo que no sabe ni qué. Pero Black es más que un sirviente que busca ciegamente cumplir con las órdenes de alguien que ni siquiera estamos seguros de que esté vivo. Y Harry se va a enterar qué es eso que lo une a un presidiario, mientras conoce algo más de la historia de sus papás.
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Hacen por primera vez su aparición unos desagradables seres, encargados de vigilar Azkaban y la seguridad de los magos en situaciones de extremo peligro; algunos prefieren creer que están de nuestra parte, pero la intranquilidad que provoca su sola presencia –impávida y evidente- y la frialdad para asesinar sin más razón que arrebatar la felicidad que ellos no tienen, son motivos para pensar si no estarían dispuestos a obedecer con la misma inconsciencia a otro jefe que satisfaga mejor sus salvajes instintos: los milita… perdón, me confundí, los dementores.
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Y sabemos de una dolorosa infección transmitida por contagio que, además de las molestias físicas, provoca el rechazo social por ignorancia, afectando desde las relaciones personales de quienes la padecen hasta su desempeño cotidiano, como el trabajo o el esparcimiento. ¿Les suena conocido? Sí, los hombres lobo.
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Lo único que no va es la insistencia de situar nuevamente los personajes y recontar los últimos hechos, innecesaria cuando se supone que para leer una segunda o una tercera parte ya se leyó la primera.
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LA PELÍCULA
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Después del fracaso –no comercial, artístico- de “La cámara de los secretos”, fue la más acertada decisión de Chris Columbus limitar su participación a la producción –lo que hace bien- y dejar la dirección a cargo del realizador mexicano Alfonso Cuarón, reconocido por su labor artística en adaptaciones literarias como “Grandes esperanzas” y “La princesita”, así como su experiencia en el tratamiento con niños y adolescentes igual en estas últimas y en “Y tu mamá también”.
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Así, “El prisionero de Azkaban” es la primera película de la serie en privilegiar el arte sobre el comercio, haciendo honor a la literatura de Rowling, nivelando imagen y contenido, demostrando que la calidad no está peleada con el dinero, atreviéndose a explorar en el universo de Harry Potter, colaborando con su visión –sin faltar a la de la autora- y no haciendo una calca del libro.
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Con posiciones y movimientos de cámara poco comunes en blockbusters de este tipo, que le dan un toque personal, actual y realista a la cinta y que presentan una perspectiva de las situaciones tal vez diferente a la que habíamos creado, pero nunca alterada, de lo que resulta una interesante propuesta.
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La dirección es complementada por una fotografía preciosa una música excelente y un perfecto vestuario y maquillaje, destacable en los dementores y en la profesora Trelawney, al igual que el diseño de arte y visual en general.
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Sí hay algunas quejas, como la eliminación de la historia del mapa del merodeador, importante para toda la historia, y la construcción de algunos personajes, como Dumbledore, Hermione o Sirius Black, modificados en su caracterización o en la actuación.
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Cuarón transmitió sin ligerezas toda la tensión que aplasta cada vez más a Hogwarts, algo complicado en un momento de la historia en el que no hay muchos elementos evidentes de ello. Definitivamente la mejor adaptación.

EL CÁLIZ DE FUEGO

-¡Por supuesto que Dumbledore confía en ti! –gruñó Moody-. Es un hombre confiado, ¿no? Cree que hay que dar una segunda oportunidad. Yo, en cambio, pienso que hay manchas que no se quitan. Manchas que no se quitan nunca, ¿me entiendes?
Snape hizo de repente algo muy extraño. Se agarró convulsivamente el antebrazo izquierdo con la mano derecha, como si algo le doliera.
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EL LIBRO

¿Cómo va ser eso de que por una rata que anda perdida vamos a creer que Voldemort regresará? Ay, ese Harry siempre queriendo hacerse la estrella.

Pero muertes inexplicables, actos terroristas cometidos en el Mundial de Quiditch y la manifestación de símbolos fascistas provocan la inquietud general, aunque algunos pretendan verlos como hechos aislados de fanáticos sin nada que hacer.

Aún así, los acontecimientos tienen que seguir su rumbo habitual y este año le corresponde a Hogwarts ser la sede del Torneo de los Tres Magos, una peligrosa competencia internacional entre tres escuelas europeas, en la que lo peor no es enfrentarse a dragones ni a grindylows, sino a los propios miedos y ambiciones.

Sus participantes son elegidos por el Cáliz de Fuego, un artefacto mágico inerrable e imposible de engañar, hasta que esta ocasión lanza el nombre de un cuarto campeón que ni siquiera se inscribió: Harry Potter.

Descubrimos que las cosas en el castillo no ocurren tan “mágicamente” como pensábamos, pues un numeroso grupo de elfos se encargan de las labores domésticas, trabajando casi en condiciones de explotación, aunque sin maltratos y con una calidad de vida superior a la que les darían en una familia corriente.

La inexperiencia de Hermione en el activismo social hace que sus intentos por liberarlos –aunque con buena intención- resulten malentendidos y contraproducentes, pues éstos tienen tan internalizada su “vocación” de servicio que vivir sin ella es algo desconocido e inseguro.

Conocemos a los mortífagos, los leales sirvientes de Voldemort –entre los que se cuentan algunos que ni imaginábamos-, encargados de difundir su mensaje y cumplir su misión, igual que a sus poderes más destructivos: la tortura física, el control mental y la muerte.

Pero igual conocemos a su contraparte: los aurores, magos “buenos” de probadas y superiores habilidades que trabajan luchando contra las artes oscuras.

Como es sabido, no todos aquellos que ostentan rectitud y moralidad –aunque verdaderas- son una buena opción de gobernabilidad, pues su rigidez y su terquedad derivan muchas veces en dictaduras tales como las que combatían, multiplicando la violencia por dos, violando derechos humanos, radicalizando la ideología y, por tanto, creando divisiones que no había... cometiendo muchos errores.

En el aspecto literario, el libro es un parteaguas dentro de la serie por su tratamiento más serio y los sucesos que empiezan a entrecruzarse y complicarse, además de que, por primera vez, la historia deja de ser episódica y culmina con un evento que implica una estrechamente ligada sucesión del relato.

LA PELÍCULA

Como consecuencia del satisfactorio resultado con un director de arte, se decidió darle continuidad al proyecto y, aunque fue imposible la repetición de Cuarón en el puesto por motivos de trabajo, se eligió a Mike Newell, el primero realizador británico que dirigiría una de las cintas, conocido por “Cuatro bodas y un funeral” y “La sonrisa de Mona Lisa”.

Éste continuó con la misma tonalidad sobria que imprimió el mexicano y que el volumen requería, aprovechando todos los elementos para lograr una adaptación desgarradora y cruel.

Una cinta que requería forzosamente de escenarios y criaturas mágicas muy elaboradas, las cuales se lograron de forma bastante realista y original, sin perder el toque fantasioso pero también sin que se vieran ridículas.

La caracterización de los Mortífagos haciendo alusión a las vestimentas del Ku Klux Klan fue de lo más acertada, pues entonaba a la perfección con el mensaje de intolerancia y destrucción de este grupo.

Pero el equipo de la producción tenía la importante tarea de realizar uno de los momentos más impactantes de los libros: el regreso de un Voldemort corpóreo, decidido a culminar su obra y con el odio acumulado de toda una vida más trece años. La materialización de la imagen deformada y grotesca de este… ¿hombre? se volvió una de las principales escenas de la película.

Aunque sería imposible plasmar todos los detalles de 600 páginas en dos horas y media de rollo, sigue siendo lamentable la eliminación de historias alternas, subtramas o escenas simplemente divertidas que completan la obra.

LA ORDEN DEL FÉNIX

Dumbledore bajó las manos y miró a Harry a través de las gafas de media luna.
- Ha llegado el momento de que te explique lo que debí explicarte hace cinco años, Harry. Siéntate, por favor. Voy a contártelo todo. Sólo te pido que tengas un poco de paciencia. Cuando haya terminado, tendrás ocasión de gritarme, de hacer lo que quieras, no te lo impediré.
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EL LIBRO
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Quizá el tomo más denso de la serie, lo que se debe a la ausencia de acción durante las primeras tres cuartas partes del libro y a su contenido esencialmente político (aunque tal vez le vendrían perfectas unas 150 palabras menos, de repente ahonda demasiado en algunas partes).
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Esta inmovilidad de las cosas, mientras para algunos significa falsa felicidad o una evasiva tranquilidad, para los menos crédulos o más realistas es motivo de preocupación.
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El Ministerio de Magia, temeroso de Dumbledore, abandona las tácticas sutiles y distractoras contra él y Harry Potter y comienza con una cadena de enfrentamientos directos que van desde la intromisión de su gente en Hogwarts a ataques mediáticos a través del periódico oficialista y hasta persecuciones y castigos corporales.
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Como es obvio, esto, en vez de aplastarlos, origina la formación de movimientos contraculturales y revolucionarios, así como la utilización de medios de comunicación alternativa, pero Harry siente al director cada vez más alejado de él.
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Al final, como siempre sucede, los grupos represores quedan como ignorantes que abusan del poder por ambición, necesidad o diversión.
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La inestable quietud se rompe con una violenta pelea, en la que incluso hay posesiones, pero lo más importante llega cuando Dumbledore da la explicación que Harry y nosotros llevábamos esperando cinco años: ¿Por qué Voldemort decide involucrarlo –sin querer- en una historia en la que parece que no le correspondía estar?

El destino y el tiempo se presentan como fenómenos incontrolables e imposibles de conocer, y como consecuencia causal de nuestros actos y decisiones, a pesar de lo que diga la profesora Trelawney.

Y las varitas podrán facilitar mucho la existencia, pero hay cosas que ni la magia puede explicar: la inteligencia, el tiempo, la vida, la muerte, el amor...

Ya sabemos de la aversión entre James Potter y Severus Snape, también que los Merodeadores le hicieron a éste una broma que lo pudo haber matado y que James lo salvó, pero gracias a Harry -siempre metido donde no- conocemos fragmentos de la vida de Snape -siempre reservado e interesado en cosas extrañas- que, si no justifican su odio por la vida, si lo hacen bastante comprensible y dan lástima.

Aunque ya se había explorado el tema de la muerte en el volumen anterior, ahora Harry la vive más cerca y Sir Nicolas nos platica de la triste vida fantasmal. También se ahonda en los sentimientos amorosos de los protagonistas, que empiezan a establecer sus primeras relaciones de pareja. Todo con un manejo profundo y emotivo, pero lejos de cursilerías y lugares comunes.
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LA PELÍCULA
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Después de plantearse nombres como Gullermo del Toro, M. Night Shyamalan o Tim Burton, el elegido para la dirección de la quinta película fue el desconocido e inexperto David Yates, contando únicamente con la garantía de su trabajo en series británicas y cortometrajes.

Aunque la producción de la secuencia inicial promete mucho y la dirección de cámaras y la iluminación son impecables en todo momento, su inexperiencia fue lamentablemente notoria al realizar una cinta con un ritmo tan acelerado –seguramente para nivelar la densidad de la historia- que los varios personajes y escenarios nuevos muy poco se lucieron, aunque a decir de estos últimos, en realidad no hubo mucho que lucir, pues la complicación de construir lugares tan majestuosos como los que describe el libro se resolvió simplemente no construyéndolos.

En el afán de agilizar el desarrollo de los hechos se eliminaron más que detalles, se mutilaron momentos importantes que cumplen con la función de explicar y sustentar, y cuya ausencia deriva en la confusión y en restar impacto a las revelaciones verdaderamente trascendentales, lo que dificulta la comprensión y altera la continuidad.

Posiblemente viciado por el melodramatismo característico de la televisión, donde las emociones deben ser extremas y exageradas, el director fue incapaz de transmitir la complejidad sentimental que los personajes y las circunstancias requerían, a pesar del indiscutible talento histriónico del reparto juvenil, pues aún los actores más experimentados tuvieron difícil el imponer su presencia en un ambiente tan precariamente cuidado.

En compensación, intercambió ésta por unos bonitos diálogos ñoños que nada tienen que ver con el discurso de Rowling.

Por cierto, nos seguimos preguntando quién en el equipo es el que no alcanza a comprender cuál es la idea del personaje de Dumbledore o es tan arrogante que cree poder modificarla a su gusto. ¿El actor, los guionistas, los directores o toda la producción?

El resultado final fue un producto flojo, incongruente, carente en contenido, sostenido por las imágenes y las escenas de acción (que a muchos les encantarán), con el peligro constante de caer en el tedio, pero suficiente en su conjunto.

Con esto, volvemos al mismo cuestionamiento que nos hicimos con “La cámara...”: si lo que querían era una historia ligera, ¿entonces por qué no escoger una así? Con tantas que hay, lo sencillo que sería.

Lo más preocupante es la confirmación de Yates como realizador de la siguiente adaptación, más complicada que ésta y por lo tanto con mayor riesgo de destrozar. También es sorpresivo que la productora haya tomado esta decisión tan apresurada, sin esperar las reacciones del público y los críticos, lo que nos hace pensar en una razón económica de por medio (¿Al ser un director no famoso y malacostumbrado a trabajar con presupuestos limitados cobra y utiliza menos dinero? Como si la producción no dejara de más).

J. K. ROWLING

Con información de www.jkrowling.com/es

Joanne Kathleen Rowling nació en el Reino Unido en 1965. Durante su infancia, vivió en Bristol, Winterbourne y Tutshill. Desde pequeña supo que quería ser escritora. A los seis años empezó a escribir las historias de Rabbit, un conejo, y a los once, una novela sobre siete diamantes malditos.
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Cursó la secundaria en Wyedean y en 1983 entró a la Universidad de Exeter para estudiar Francés, por lo que pasó un año en París. Después trabajó en Londres para Amnistía Internacional, como asistenta de investigación.

En 1990 se mudó a Manchester. Un fin de semana que regresaba en tren tuvo la primera idea de lo que sería Harry Potter. Al siguiente año fue a Portugal, donde trabajó como profesora de Inglés, mientras seguía desarrollando la novela del niño mago.

Poco más de tres años después volvió a Londres, trabajó como profesora de Francés, terminó la primera parte de su historia y la envió a varias editoriales, que la rechazaron, hasta que en 1996, Bloomsbury aceptó publicar “Harry Potter and the philosopher’s stone”.

Ahora, diez años, siete libros y 350 millones de ejemplares vendidos después, la historia termina con “Harry Potter and the deathly hallows”, mientras Rowling decide en su casa de Escocia cuál será su próximo proyecto literario; algo nuevo o posiblemente alguno de los muchos bocetos o fragmentos que tiene preparados.

EXPLICACIÓN SOBRE LOS TÍTULOS

Algunos de los títulos de los libros que se emplean en la página no concuerdan con los impuestos por Salamandra –la editorial de Harry Potter en español-; esto por considerar que sus interpretaciones no resultan suficientes o adecuadas para las historias, alterando el sentido de su contenido, por lo que se ha decidido utilizar las traducciones literales al español de los nombres con los que la autora los tituló.

Éste es el caso de “La cámara de los secretos” (“The chamber of secrets”) y “El príncipe mestizo” (“The half-blood prince”), incorrectamente traducidos como “La cámara secreta” y “El misterio del príncipe”.

En el primero, aunque pareciera ser un detalle menor, esta modificación confunde la trama de la novela, ya que la importancia de los hechos narrados radica en aquello que guarda la cámara y no tanto en el que ésta esté oculta.

En el segundo, más grave aún, “El misterio del príncipe” fue una traducción simplista y trillada que de ninguna manera refleja la esencia del libro, además de no entender la negativa de la editorial a titularlo de acuerdo al original, que –desde que se conoció- se empezó a llamar coloquialmente “El príncipe mestizo” y que, según el administrador de esta página, es el más correcto*. Incluso, dentro del libro, ése es el término que se utiliza para este personaje. Entonces, ¿por qué no usarlo en la portada?

Con respecto al más reciente libro, después de conocer el contenido del libro y el significado del término, se ha decidido que la interpretación "Las Reliquias de la Muerte" -que ya se utiliza en algunos sitios y, se dice, ya ha sido aprobada por la autora para otros idiomas, como el portugués o el francés- es el más adecuado para el título en español, mientras se espera el anuncio de la traducciòn oficial.

Por último, cabe aclarar que el título correcto del primer libro es "La piedra filosofal" ("The philosopher's stone" -que hace referencia a una sustancia mágica legendaria) y no "La piedra del hechicero", como en algunas partes se cita e incluso, como se menciona en las páginas de algunas ediciones del libro, debido al cambio de nombre en la versión estadunidense ("The sorcerer's stone" -que no hace referencia a nada conocido) con fines comerciales de la editorial (mismo caso el de la versión francesa: "Harry Potter à l'Ecole des Sorciers" - Harry Potter en la escuela de magos).

*Dado que el término half-blood no existe en inglés y, por lo tanto, no puede tener una traducción literal al español, se necesita de una interpretación más profunda y, en realidad, no tan complicada. Los términos pure-blood (hijo de magos), half-blood (hijo de un mago y un muggle –persona no mágica) y mudblood (ofensivo, por lo que se prefiere muggle-born –hijo de muggles) hacen una comparación directa con la mezcla de razas que vivimos en el mundo real. En el caso de la colonización de México, los españoles serían los sangre-pura, los indígenas los discriminatoriamente llamados sangre-sucia y sus hijos… efectivamente: los mestizos, tal como lo son Harry Potter o Tom Ryddle en la historia (para hacerlo todavía más evidente, mestizo en inglés se dice half-breed o half-cast). También es cierto que, aunque el uso de esta palabra se ha generalizado para cualquier mezcla de razas, existen otras específicas para cada una, como los mulatos (europeos con africanos) o los zambos (indígenas mexicanos con africanos), por lo que la traducción “El príncipe de sangre mezclada”, que se usa en algunos otros sitios, también puede ser correcta (como la traducción francesa "Le prince du sang-mêlé").