HOLA

En próximos días, la publicación de la reseña crítica de la más reciente adaptación cinematográfica, "Harry Potter and the Half-blood Prince", estrenada mundialmente la semana pasada.

LA PIEDRA FILOSOFAL

- Harry... eres un gran mago, ya lo sabes.
- No soy tan bueno como tú –contestó muy incómodo mientras ella lo soltaba.
- ¡Yo! –exclamó Hermione-. ¡Libros! ¡Inteligencia! Hay cosas mucho más importantes, amistad y valentía y... ¡Oh, Harry, ten cuidado!
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EL LIBRO

El más sencillo en contenido, pero con la función de establecer la estructura del resto de los volúmenes, con la que cumple perfectamente: introduce los personajes -y forma las relaciones entre ellos-, los escenarios y las situaciones, pero sobre todo capta el interés y prepara para el desarrollo.

La trama es, en apariencia, simple: básicamente un niño que perdió a sus padres en un accidente y es cuidado por sus tíos –quienes le hacen saber muy bien que es una carga-, se entera en su cumpleaños once que no es un niño normal, que sus padres murieron por salvar su vida cuando el mago más temido intentó asesinarlo, pero el afectado fue él, que la cicatriz que tiene es el recuerdo de aquella pelea y que gracias a ella es conocido en todo el espacio mágico del Reino Unido, a donde irá a partir de ahora para aprender a controlar la habilidad con la que nació.

Semejante revelación afortunadamente no tiene una resolución ñoña de 150 páginas, pues éstas apenas serán suficientes para plantear los cuestionamientos iniciales que conforman el peso de toda la historia, por lo que al terminarlo puede quedar una vaga sensación de inquietud y muchas dudas: ¿por qué el más tenebroso mago va a querer matar a un escuincle recién nacido?, ¿y por qué no lo logra?, ¿qué pasó con él después?, ¿qué es esa ridiculez de la cicatriz en forma de rayo?, ¿por qué llevarlo a vivir con unas personas horrendas?, ¿por qué, si son magos, no resuelven todo con una sacudida a la varita y ya?

Otros detalles del discurso pueden resultar demasiado insistentes o intrascendentes, incluso redundantes: los preciosos ojos verdes de Harry igualitos a los de su mamá, la moto de un tal Sirius, la amargura del profesor de pociones… pero al final todo tiene una justificación. Y todas las preguntas tienen una respuesta lógica. Prometido.

LA PELÍCULA

No muchas personas saben que, inicialmente, fue Steven Spielberg quien estuvo a cargo de la producción, pero debido a sus diferencias de opinión con la escritora J. K. Rowling (él quería un reparto de niños güeritos y de ojos azules), le fueron retirados los derechos (ahora sabemos por qué las películas ni siquiera han figurado en las nominaciones a los Oscar, en los que esta persona tiene gran influencia), y al final el proyecto quedó en la responsabilidad del estadunidense Chris Columbus, a quien conocemos por comedias familiares gringas de aceptable calidad, como Mi pobre angelito o Papá por siempre.

El producto fue una adaptación muy simple y plana, apegada por completo al libro y sin ningún tipo de propuesta, pero con una producción impecable en casting, sets y locaciones, efectos, caracterizaciones, vestuario y sobre todo, actuaciones, que ayudó –seguramente sin pretenderlo- a plasmar imágenes que resultaron muy cercanamente parecidas a las que pintaba el libro y que los lectores teníamos en la mente (hasta llegar a un efecto casi “escotomizador”), lo que evitó la posibilidad de cualquier disgusto y queja por alterar la esencia de un libro que ya iba para ser clásico.

Pero, aunque visualmente muy fiel, no se respetaron detalles de la historia que, aparte de que pueden volverse importantes en algún momento, son los que otorgan toda la validez literaria y cultural a la obra de Rowling, y dejaron la psicología de algunos personajes como incompleta o vacía, además de conflictuar el trabajo para las adaptaciones siguientes, en las que se tendría que explicar cada vez más.

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